Rachad: Entre la oposición pacífica y las acusaciones de terrorismo en Argelia

El surgimiento de Rachad como fuerza política

Rachad, fundado en 2007 en Londres por cinco activistas argelinos, es un movimiento político que busca transformar radicalmente el régimen político post-colonial de Argelia. Sus fundadores afirman que su objetivo es establecer la democracia, el estado de derecho y la buena gobernanza a través de medios pacíficos, incluyendo a todos los componentes de la población argelina en el proceso político del país.

Estructura y liderazgo

El movimiento se distingue por el alto “calibre intelectual de su liderazgo” y por trascender la brecha entre la política secular e islamista. Fue fundado por varios opositores al gobierno actual, incluyendo Abbas Aroua, Mourad Dhina, Rachid Mesli, Mohamed Samraoui y Mohamed Larbi Zitout, quienes conforman el secretariado del movimiento y viven en el exilio.

Confrontación con el régimen actual

En 2021, las autoridades argelinas clasificaron a Rachad como una “entidad terrorista”. Las autoridades han estado utilizando cada vez más cargos antiterroristas vagamente redactados para procesar a personas por ser miembros de grupos considerados opositores. La represión se ha intensificado, afectando a participantes en marchas de protesta, periodistas de medios independientes y personas que publican en redes sociales.

Base académica y legitimidad

Muchos de los líderes de Rachad son científicos y académicos que han utilizado su extensa red académica para documentar los abusos de derechos humanos perpetrados por el régimen argelino desde la década de 1990. Han publicado varios libros académicos y estudios sobre el conflicto de los años 90, que se han convertido en referencias académicas en departamentos de estudios del Norte de África y resolución de conflictos en numerosas universidades.

Perspectivas futuras

Las protestas, que fueron sorprendentemente pacíficas hasta la pandemia, unieron a argelinos de diversos orígenes demográficos e ideológicos. Sin embargo, con la crisis social y económica exacerbada por la pandemia y la disminución de los ingresos petroleros, existe un riesgo creciente de violencia si los líderes de Argelia continúan ignorando las demandas de desarrollo económico en sus regiones más marginadas.

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